La mayor parte de nosotros hemos visto alguna vez una película sobre monstruos gigantes. Desde viejas películas serie B, hasta la megaproducción hollywoodense más novedosa de Godzilla, todos en algún momento matamos el tiempo mirando una de estas historias en las que algún ser fantástico de tamaño descomunal aparece por obra de un cataclismo natural (o provocado por el hombre) para crear destrucción. Algunos de los espectadores verán estos filmes solo como un entretenimiento pasajero, otros como un sinsentido de ideas de bajo presupuesto y algunos más como un producto basura, pero también habrá algunos pocos que se emocionarán, disfrutarán y soñarán con la magia producida por estas titánicas criaturas que, aunque cueste creerlo, se han ganado su lugar en el imaginario cinematográfico mundial.

¿Cayu qué?

Como puede investigarse fácilmente, estos monstruos colosales son llamados KAIJU (怪獣), termino chino que significa “bestia extraña” y que -contrario a la creencia popular- no es nada reciente. Su origen puede rastrearse hasta el texto Clásico de las Montañas y los Mares o Shan Hai Jing escrito alrededor del siglo IV A. de C. y que se usó para describir a seres o animales raros y exóticos que no necesariamente eran enormes, pero si tan inusuales que podrían considerarse monstruosos.

Siglos más tarde, durante el periodo de posguerra de la Segunda Guerra Mundial, un Japón derrotado y en pleno proceso de reconstrucción sería la cuna del KAIJU moderno. De la mano del productor Tomoyuki Tanaka, del director Ishiro Honda y el experto en efectos especiales Eiji Tsuburaya, el famosísimo Godzilla vería la luz por primera vez en 1954 originado por la inconsciencia del hombre en su uso de energías nucleares.

A partir de este punto la popularidad del concepto se dispara promoviendo la filmación de más de 115 películas del género y los consabidos productos asociados como juegos, caricaturas, novelas, comics y multitud de mercaderías más. Así pues, la influencia de los monstruos gigantes pasó de ser reino de unos pocos aficionados al cine de culto a un producto de la cultura de masas extremadamente rentable, como puede constatarse con los resultados de box office de películas como Pacific Rim (2013) y Godzilla: King of the Monsters (2019) con 411 y 386.6 millones de dólares respectivamente.

Ante estos indiscutibles argumentos de popularidad podría pensarse que el atractivo de estas criaturas se ha reducido, como en tantos otros géneros, a elementos meramente generadores de ingresos, pero para los conocedores no hay nada más lejano a la vedad.

Si bien es innegable el atractivo comercial que los monstruos gigantes poseen, los aficionados al género miran más allá, proponiendo diversas teorías del porque estas descomunales criaturas nos atrapan a un nivel más profundo.

Simpatía por el monstruo

Para expertos en el tema como Hidetoshi Chiba, profesor de la Universidad Digital Hollywood de Tokio, el poder del concepto del KAIJU moderno radica más en el temor natural que el hombre tiene ante el poderío de los fenómenos naturales y la inconsciencia humana ante las consecuencias de sus actos que la criatura gigante en sí. A pesar de que Godzilla emerge de las aguas motivado por pruebas de armas nucleares, otros KAIJU salen a la luz por tifones, terremotos, erupciones volcánicas o tsunamis devastadores, provocando catástrofes tan incomprensibles e imparables como las producidas por los citados fenómenos originarios.

Otra teoría, cercana a la anterior, nos dice que en algún punto relacionamos a estos seres colosales como representaciones cuasilegendarias, revelándonos una pizca de las sensaciones y la experiencia estética que los pueblos antiguos de todo el mundo conferían a sus mitologías plagadas de monstruos y héroes que los combatían, permitiéndonos por algunos instantes romper la cuarta pared y empaparnos de la sensación de maravilla, portento y horror que nuestros antepasados plasmaron en sus textos mitológicos.

Un argumento más, vinculado con el porqué las KAIJU EIGA o películas de monstruos extraños son tan populares en oriente y tan poco afortunadas en occidente, radica en las diferentes visiones que tiene sobre el tema los creativos de ambos hemisferios. Para la mentalidad occidental regular imperante en las piezas del género, el monstruo solo es el pretexto para que los protagonistas muestren su valía al derrotarle, minimizando en ocasiones a extremos simplistas el potencial narrativo de la bestia antagonista.

Por otra parte, en oriente el KAIJU es visto como una fuerza natural, en ocasiones semidivina e incognoscible que incluso ayuda a la humanidad con su intervención ante amenazas paradimensionales o extraterrestres, pero manteniendo siempre su misticismo mitológico y un cierto lazo con los miedos más primigenios de los espectadores.